Carta de despedida

Llegó el tiempo de decirte adiós…

El pasado lunes 18 de marzo cumplí 2 meses de haber iniciado esta travesía hacia mi recuperación de una vida cobijada por la bulimia.

Como te he platicado en posts anteriores la bulimia como tal no es la causa, sino es una manifestación de varias enfermedades, desórdenes; en mi caso, trastorno de ansiedad, acompañado de rasgos de personalidad obsesivo compulsiva así como de personalidad limítrofe, pero siendo mi reto más fuerte mi impulsividad, mi falta de control de emociones.

Después de lograr más de 40 días sin vomitar, y pasar por una recaída, desde el 11 de marzo (que fue mi último atracón) he logrado estabilizarme de nuevo, y no solo eso, sino que gracias a un viaje de trabajo que realicé la semana pasada pude por fin recuperar al parecer mi energía que tanto extrañaba.

Además de estar apoyándome con este blog, como sugerencia de mi psicóloga (como alguna vez mencioné, yo acudo con psiquiatra y psicóloga) también para ayudarme con mi ansiedad acudo a clases de yoga terapéutico (no tiene un nombre en particular como las escuelas de yoga que normalmente le llaman “Ashtanga”, etc. porque es una adaptación de ejercicios de psicofísica, con asanas de varios tipos de yoga, es una adaptación; por eso se le llama yoga terapéutico)

Fui a clase de yoga el sábado, cabe mencionar que casi nunca voy en sábado, pero ahora a pesar de estar muy desvelada por el viaje me animé a ir.

Hay un ejercicio en el que tienes que “gritar”, la instructora lo llama BOCA DE LEÓN, porque ruges a lo que te causa frustración, puede ser una persona, tu misma porque no pudiste manejar algo, una situación que se salió de tu control, incluso algo que te está enfermando, el objetivo es gritarle para que logres sacar tu propia frustración…tengo un problema con este ejercicio; no me gusta hacerlo, no puedo hacerlo… te piden hacer como 7 repeticiones… este sábado pude hacer 2, fue un GRAN avance… la clase pasada me quedé congelada… no pude hacer ninguno… se me vienen varias imágenes a la mente, la bulimia, mi impulsividad, situaciones en las que no me puedo controlar y termino causando daño a los que quiero; sé que es  la misma intolerancia que no me permite, por ejemplo intentar nuevas estrategias como este mismo ejercicio.

Y hablando de esta intolerancia, (que me la ha mencionado ya por varios años mi psiquiatra) de no querer intentar cambiar, probando nuevos métodos, ya que  me da miedo y me inhibo, me paralizo y sencillamente decido no intentarlo, rigidez con la que me he mantenido por muchos años para no querer cambiar o intentar ciertas recomendaciones, como la sugerida por mi psicóloga hace meses… que era hacer una carta para la bulimia, una carta a mi compañera por casi 20 años, donde si bien me ha acompañado y ha estado conmigo, es necesario me despida de ella… es prácticamente una carta de ruptura para hacer un cierre, un “closure” como si estuviera terminando con una pareja que tiene conmigo casi 20 años (más de la mitad de mi vida) mencionando como me acompañó, en que me ayudó, como me perjudicó, porque no la necesito más y lo más importante es despedirme de ella, y creo que el impacto que tuvo en mi la carta a la bulimia que recibí de aquel chico por cómo estaba consumiendo en vida a su novia (publicado en el post pasado), ha sido tal que he decidido que ya es momento que oficialmente yo rompa oficial y formalmente con la bulimia; que a partir de hoy puede referirme a ella como “mi ex bulimia” porque no puedo permitir que me venza, no sólo por mí, sino por las personas que lleguen a leerme y tienen 10, 15, 20 años con el mismo padecimiento, sepan que es posible vencerla.

Querida Bulimia:

Aún recuerdo los primeros meses que nos conocimos, me ayudabas a librarme de la culpabilidad por haber comido de más… en ese entonces eran comidas abundantes no planeadas, en las que después sentía culpabilidad porque cada día subía más de peso y las dietas que hacía no estaban funcionando.

No estabas conmigo todos los días, ni en todas las comidas, pero sin duda cuando aparecías me ayudabas a no sentirme tan culpable…

Ya eran aproximadamente 4 meses desde que habías llegado a mi vida, sin embargo, aún no conocía tu nombre; fue entonces que apareció Paco, el chico que con su manipulación trató de abusar sexualmente de mi hace ya 19 años y fue entonces que tú y yo nos unimos más que nunca Bulimia, aprendí a refugiarme en ti y a convivir contigo independientemente la circunstancia y el lugar en donde me encontrara.

Si estaba en un rancho o lugar remoto y no había lo necesario (sanitarios con tuberías acondicionadas para vomitar) me las ingeniaba para juntar bolsas de plástico y vomitar en ellas y luego trasladar mi vómito hasta donde quemaban la basura. Y así aprendí a revisar en cada lugar al que íbamos las condiciones de los sanitarios, si había aromatizante, buena ventilación, o en su efecto meter una tina para poder llenarla con agua de la regadera y que el baño no quedara sucio.

Recuerdo querida bulimia como en un principio solías aparecer en mis momentos de mayor tristeza para darme consuelo, al menos así te mantuviste los primeros 4-5 años, sin embargo, conforme fue pasando el tiempo querías estar presente en más y más momentos de mi vida, llegando a ponerme en situaciones muy incómodas, estando yo en eventos, estadios, arenas, o situaciones donde era muy difícil controlar donde podría expulsar el alimento lo cual me generaba mucha ansiedad.

Nunca olvidaré la frase que me hiciste decirle a mi novio de aquel entonces, cuando me contó que su tía (directora de un kínder) le habían reportado que una niña de solo 4 años había comido y luego había ido al baño a meterse el dedo, mi novio muy serio me dijo “¿Mis hijos van a hacer eso?” a lo que yo le respondí “NO, porque no me van a ver”

Cuando mi actual esposo, hace unos 10 años quiso hacerme algún comentario sobre ti, recuerdo haberle contestado “La bulimia tiene derecho de antigüedad” y con eso le cortaba cualquier posibilidad de diálogo, siempre fuiste un tema tabú; él sabía que, si quería mantener una relación pacífica conmigo, no podía mencionar tu nombre.

Justo hace 1 año nuestra relación comenzó a complicarse, no sé si recuerdas que había algunos días que podía comprar hasta 10 hamburguesas para comer – vomitar – comer – vomitar… después me pasaba a la comida china y compraba varios paquetes y de igual manera, comía hasta que ya no me cabía más, vomitaba y después volvía a comer y vomitaba de nuevo; empecé a entrar en crisis a tal grado que vi como única solución el operarme de la manga gástrica, no por mi sobrepeso, ya que no era mucho, sino para obligarme a limitar mi ingesta de alimentos.

Tener esta operación nos obligó a estar separadas de manera abrupta por más de 1 mes y medio, lo que ocasionó en mi la peor de las depresiones, llegué a pensar que mi vida no tenía sentido sin ti… hasta que un día logré vomitar de nuevo; volviste, no sentía el mismo desahogo que antes, pero regresaste.

Hay algo que mi esposo no sabe, pero hace algunos meses, en unas vacaciones en la playa dejé a mi hijo de 6 años solo, talvez por unos 5 – 7 minutos en el restaurante para ir al baño a vomitar, sé que era un hotel completamente seguro, donde traes pulsera, resort todo incluido, etc., pero si llegué a pensar, ¿y si en esos  minutos alguien se lo hubiera llevado porque su mamá estaba vomitando?, ¿si alguien se lo hubiera llevado por tu culpa? … jamás me lo hubiera perdonado.

Recordando esto del hotel, que ocurrió hace poco, también se me viene a la mente como tenía que poner música cuando entraba al baño para que mis niños no escucharan como vomitaba, más porque últimamente me era más complicado lograr hacerlo por la operación. O como incluso en momentos de mucha desesperación si estaba sola en la casa con mi bebé de menos de 2 años si llegaba a dejar la puerta abierta, aunque me viera vomitar esperando que al ser un bebé no comprendiera lo que me estaba pasando

Esta vez sí termino mi relación contigo; más allá de que sea por una incomodidad que generes a mi vida sabes bien que es por mis hijos, no puedo permitir que ellos te conozcan, me aterra pensar que pudiera pasar si ellos te llegaran a ver y sobre todo que después te vieran como algo normal, “algo que mami hace siempre” y quisieran ellos invitarte también a su vida.

Finalmente algo que sí tengo que agradecerte es que nunca me forzaste a dejar de vivir, sobre todo los primeros 17 años que estuviste conmigo; tal vez la gente que lea esto y no te haya conocido, o vivido la experiencia de tenerte en carne propia pueda pensar que vivir contigo no es vida, pero sé de muchas personas que viven contigo y literalmente, dejan de vivir por tenerte bulimia; en cambio yo, pude casarme, tener una familia, desarrollar un negocio exitoso, gracias a Dios no padezco gastritis o alguna secuela por los vómitos. A pesar de tener casi 20 años de relación contigo y haber tenido hasta 10 o más atracones diarios he sido muy bendecida por Dios de haberte detenido a tiempo, porque logré que no consumieras mi vida, nunca dejé que arruinaras ninguna Navidad, cumpleaños o festividad, siempre encontré la forma de compaginarte. Tal vez por eso mismo fue que tomó tanto tiempo soltarte, porque había encontrado una manera en la que podíamos convivir en cierta manera “pacíficamente”, donde la gente a mi alrededor realmente no se percataba y solo aplicaba algunos trucos como esperar para ir al baño para vomitar sin que pudieran escucharme, buscar baños individuales, vomitar en botes que luego desechaba en otros lugares etc.

Ahora ha llegado el momento de madurar, de aprender a enfrentar y no comerme los problemas, de hablar y no de vomitar lo que no he logrado expresar en palabras. Estoy consciente que pasamos tantos años juntas que querrás regresar, seguirás al acecho no sólo por algunos meses, sino por varios años, o quizás durante el resto de mis días; pero, aunque en algunas ocasiones logres asomarte, ya no volverás a tener cabida en mi vida.

Te entierro bulimia y contigo entierro todos mis tabúes. No quiero volver a estar sola, quiero que contigo fuera de mi vida mi familia y seres queridos sepan que ya no volveré a tener ningún tema del que no podrán hablarme; necesito que me hablen, necesito que me ayuden, ya no quiero hacer de la comida, bebida, compras, etc. un refugio por no poder tener con quien desahogarme.

Adiós querida bulimia…

7 ideas con respecto a “Carta de despedida”

  1. Que felicidad me da leer esta parte del blog! Dios quiera y te ayude a seguir con tu palabra y tú promesa!! Te mando muchos besos!

    1. Hola! muchas gracias por tus palabras, significan mucho para mi, una disculpa por la demora en responder…
      ahora estoy buscando avanzar con las otras áreas que me tienen atorada, y me hacen sabotearme… no hablo que me hagan recaer en la bulimia como tal, pero que siguen generándome ansiedad, pensamientos irracionales, infelicidad, etc… he tomado algunas decisiones importantes en mi vida, espero lograr mantenerme firmes a ellas
      abrazo fuerte!

  2. Nunca leí algo tan cercano a mi experiencia, sobre todo en los vínculos con mi hija e hijo. Pueden volver episodios, de hecho volverán, pero eso no es sinónimo de fracaso, es parte del proceso y de la vida. Abrazos

    1. Hola! muchas gracias por escribirme… tu cuanto tiempo tienes luchando con el problema?

  3. Tengo bulimia, y siento que me está consumiendo, me alegra saber que se puede salir de este hoyo <3

    1. Hola! te estás tratando actualmente?
      yo cumplo 13 semanas este próximo viernes que inicié como tal un plan formal para erradicar por así decirlo mi problema, pero en si a lo largo de mis casi 20 años con bulimia he acudido con muchos psicólogos y psiquiatras para tratar de recuperarme sin exito…

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